¡…Leonel, el Presidente!
Pocas actividades en la vida son tan susceptibles de irse a los extremos como el ejercicio de la política: prodiga satisfacciones, otorga poder, encumbra a la fama y envanece los sentidos casi en similar proporción en que despierta los más bajos instintos y hace brotar la miseria humana.
No ha sido diferente en ninguna época ni bajo ningún sistema desde que se tienen registros de la humanidad; lo que sí cambia es la forma de asumir las transformación entre el tránsito del liderazgo más ruidoso y la soledad que provoca la pérdida del poder...
... Lo mismo en los países más desarrollados y con instituciones sólidas como Estados Unidos, Francia, Reino Unido que en democracias frágiles y con regímenes de absolutismo presidencial como el nuestro, salir del poder resulta siempre traumático, y eso está científicamente documentado.
George W. Bush confesó que jamás se sintió tan vulnerable como cuando su helicóptero se elevó sobre el Capitolio después de dejar a su sucesor Obama instalado en la Presidencia de los Estados Unidos. Clinton dijo algo parecido, y es memorable aquel saludo de Nixon en el último estribo del avión cuando se despedía aporreado por Watergate.
La “nostalgia del poder” --como le llama Spota en su novela El Primer Día-- es consustancial al poder mismo pero tiene mayor impacto en quienes se pliegan a él como forma de existenciaÖ...“Porque nos les alcanza el resto de la vida para tratar de regresar”.
¿Puede haber mejor ejemplo que el de Balaguer que murió a los 96 soñando con volver?
... Es un caso distinto
El caso de Leonel Fernández es distinto, aunque cometió errores que en principio le resultaron costosos, como fue no alcanzar a comprender a tiempo el factor de mayor gravitación en su contra...
Otro fuera hoy el escenario si en vez de confrontar el liderazgo en ascenso de su amigo y compañero Danilo Medina, Leonel hubiese asumido la reelección como algo inevitable y lo hubiera propuesto en el seno del PLD antes de dejarse apabullar por el proceso.
No sólo debió proponerla en el PLD sino asumirla y liderar la reforma constitucional en el Congreso para hacerla posible... Muchas veces lo escribí en esta columna, se lo sugerí, se lo recomendé como amigo a partir de una expresión suya en conversación íntima en Madrid: ¡La antorcha no se arrebata, se pasa!
El resultado hoy es que Leonel se ha visto disminuido en su propio partido, y aunque ahora actúa con mayor inteligencia, no hay dudas de que el daño está hecho aunque no es irreversibleÖ
Ö Un gran Presidente
Leonel Fernández es uno de los grandes presidentes que ha tenido el país en su historia, superior incluso a Balaguer que tuvo que gobernar en otra coyuntura. A sus 62 años, a Leonel le queda mucho que aportar al país tomando en cuenta que en el 2020 tendrá 66 y a esa edad fundó Juan Bosch el PLD.
La mayor dificultad que tiene Leonel en este momento es cómo superar la imagen de que ha sido reemplazado en el liderazgo de su partido, y eso sólo puede lograrlo poniendo en práctica su mayor virtud: habilidad e inteligencia para acercarse lo más posible a DaniloÖ
... No tanto que queme al santo pero tampoco que no lo alumbre. Lo que hizo Danilo en su momento.